martes, 11 de noviembre de 2008

De mayor quiero ser...mmmm...¡GRANJERA!



¿Os acordáis de aquella visita a la granja escuela de todos los años?


Yo recuerdo que era empezar el curso y cuando se acercaba la fecha (solía ser a mediados de Abril o principios de Mayo) empezábamos a darle la tabarra al profesor:


-"¿profe cuando vamos a la granja escuela?, ¡profe, profe, profe!"


y el profesor acababa por decir - "¡Cómo lo digáis más veces os quedáis sin bañaros en la piscina cuando vayamos!" porque eso sí...FUIMOS LOS PRIVILEGIADOS QUE PUDIMOS DISFRUTAR DE LA PISCINA. Mis hermanos mayores siempre decían "¡que cara mas dura! cuando yo iba no había piscina"




Cuando por fin el profesor nos entregaba las autorizaciones para que nuestros padres las firmasen un mes antes del esperado día, ya me imaginaba a mi feliz de la vida subida al caballo, o viendo a la obeja de tener una pequeña obejita, o haciendo ese pan con chocolate tan bueno y de esas formas tan raras, que cuando llegabas a casa (por supuesto, llena de magulladuras y con la cara toda churretosa) le decía a mi madre: -"¡mami mami, mira lo que te he hecho!"- y sacaba de mi mochila de excursiones un trozo de pan mordisqueado con forma de supuesto conejo, o gallina, o cualquier figurita y con una sonrisa de oreja a oreja decíamos - "es para tí, para que te lo comas, porque he aprendido ha hacer pan"- y mamá siempre respondía con esa frase tan famosa que nos hacía vernos como futuros panaderos -"uyy! mi niña que mayor es, que cuando sea más mayor va a ser la mejor panadera del mundo"-




Llegado el esperado día, a las nueve en punto de la mañana todos los niños estábamos en clase histéricos pegados a las ventanas esperando ver aparecer el autobús (creo que era uno de los pocos días que llegaba puntual a clase, y mira que vivía a dos pasos del cole) y le entregábamos la autorización arrugada y con la tinta casi gastada de tanto doblarla y desdoblarla días antes para ver con nuestros propios ojos que sólo quedaban unos pocos de días para el famoso momento. Como locos corríamos a buscar una pareja para sentarnos en el autobús (porque no podías sentarte solo en el bus) y ¡por supuesto! las niñas buscaban a niñas y los niños buscaban a niños, porque para una niña era asqueroso sentarse al lado de un niño jeje.


Una vez sentados todos en el bus, el profesor comenzaba a contar niños dando cocotazos en las cabezas y gritando - "¡niño sientate derecho o te quedas sin piscina!" Es que tenéis que comprender que para nosotros la piscina lo era todo :D




Una vez en camino comenzábamos a cantar todos alegres y repetitivamente hasta llegar a la granja "Pepito robó pan en la casa de San Juan, ¿quién yo? ¡sí tú! ¡yo no fui!, ¿entonces quién?...."




Al llegar comenzaba la gran aventura. Una monitora o un monitor (siempre muy simpáticos) nos hacía una visita guiada en la que veíamos cerdos, conejos, burros, caballos, obejas, vacas, gallinas, y demás especies granjeras. Con cada uno de ellos hacíamos una actividad (sacábamos leche, dábamos de comer, montábamos sobre ellos o...mirábamos desde lejos porque la peste era enorme, como era en el caso de los cerdos), después realizábamos otras actividades como podían ser el tiro con arco, o la tirolina (a la que siempre le tuve miedo, pero por tal de que no me dijeran cobarde allí que iba yo a tirarme con los ojos cerrados)




Llegó el momento más esperado por todos...¡¡LA PISCINA!! lo cierto es que resulta irónico pero tengo pocos recuerdos de ella ¬¬ quizás porque el tiempo se pasaba volado cuando disfrutabas tanto.


¡HORA DE COMER! ¡¡macarroneeeess!! y de postre ¡¡heladoooo!!




Después de la comida teníamos el taller de hacer el pan y después de un día completo, saltando de arriba a abajo, corriendo de un lado para otro.....llegaba la hora de marcharse. El camino de vuelta tampoco lo recuerdo porque casi me quedaba dormida en el autobús (junto con mis demás compis de clase)






Ahora entiendo a mi hermana pequeña cuando me decía




"¡¡TERE!! De mayor quiero ser granjera"